Un extraño fenómeno sucede en los hogares de todos los corredores. Siempre empieza de la forma mas inocente, generalmente con un par de zapatillas cerca de la puerta de entrada. Lo que la mayoría de los corredores no nos damos cuenta, es que ese calzado es una especie invasora en el hábitat de nuestro hogar.
Como las malas hierbas, las camisetas que nos dan en las carreras empiezan a invadir los cajones de los armarios. Las medallas aparecen en los sitios mas inverosímiles (caja de herramientas), las formas y colores de los bidones de hidratación que tenemos es innumerable, por no hablar de las gorras y demás artículos con los que en mayor o menor medida nos disfrazamos cuando salimos a hacer nuestra actividad favorita. Caso aparte merecerían las zapatillas, algunas de ellas es posible que no nos volvamos a poner, pero que sin saber porque razón ( o si, aunque nuestras parejas si no están infectadas por el virus de running, no entienden) seguimos manteniendo en nuestros armarios.
Yo las zapatillas que llegan a su jubilación, no las guardo, pero aprovecho cualquier centímetro cuadrado en los cajones, para guardar los otros tesoros. Algunas de esas medallas o de esas camisetas (algunas feas de verdad) que dan en las carreras,seguramente no volverán a ver la luz del dia , pero eso no es importante. Esos objetos tienen valor, son irremplazables.
Claro que en los cajones no son una provocación para la familia, otro tema es que lo quieras mostrar, yo me he comprado un colgador de medallas, ahora solo queda pedir permiso a la parienta para colgarlo en alguna parte de la casa, pero bueno eso ya será otro tema, quizá intenta sobornarla dejándola a ella espacio para colgar las suyas.
Ubicación:Ferndale St,Houston,Estados Unidos